TRASTORNOS DE LA SENSIBILIDAD
Los trastornos de la sensibilidad son los trastornos en la percepción de estímulos como el tacto, la temperatura o el dolor. Las terminaciones nerviosas, los receptores de todo el cuerpo y los órganos sensoriales, como los ojos, los oídos y la piel perciben estímulos y los transmiten al cerebro a través de los nervios. El cerebro procesa la información sobre impresiones y sensaciones que recibe de los órganos sensoriales. Entre otros, se distingue entre los estímulos mecánicos (por ejemplo, presión, vibración), la sensación térmica (termorrecepción), la sensación del dolor (nocicepción) y la sensación del movimiento y la posición. Los trastornos de la sensibilidad se manifiestan, por ejemplo, en forma de sensaciones erróneas desagradables (parestesias), de sensaciones intensificadas (hiperestesias), debilitadas (hipoestesias) o anuladas por completo (anestesias). Algunos trastornos sensitivos típicos son el hormigueo, el escozor, el picor, la sensación de dolor intensificada o el entumecimiento de partes del cuerpo. Detrás de estos fenómenos pueden esconderse causas inofensivas y pasajeras como, por ejemplo, un hormigueo en los dedos al golpearse en el codo. Los trastornos de la sensibilidad también son propios de numerosas enfermedades o daños del sistema nervioso, como las polineuropatías o un infarto cerebral.
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