Rotura del tendón de Aquiles
Cuando aparece esta lesión, la gran parte de los deportistas no han sufrido molestias previamente. La mayoría realizan deporte esporádicamente, pero no llevan a cabo ningún programa de fortalecimiento y estiramientos que prevengan esta patología. Es muy común que aparezca en deportes como el fútbol, baloncesto, squash, tenis, carreras de velocidad o saltos.
Pero no solo aparece en deportistas, también en personas sedentarias puede romperse el tendón ante un paso, un salto brusco, bailando o durante alguna actividad a la que no se está habituado. El factor fundamental que favorece la lesión es la degeneración del tejido del tendón, que se denomina tendinosis.
Para diagnosticar la rotura, un traumatólogo con experiencia solo necesita escuchar la historia del paciente y realizar una exploración física. No obstante, también se realiza ecografía o resonancia magnética para conocer concretamente cómo está el tendón roto.
Tratamiento quirúrgico
Realmente es el tratamiento más satisfactorio. Pero en los casos en los que los riesgos contraindiquen que el paciente pase por una cirugía, el tratamiento consiste en la inmovilización durante unas 6 semanas y la posterior rehabilitación de la fuerza.
Casi todas las personas que se rompen el tendón de Aquiles son operadas. En Urgencias, algunos centros practican la cirugía percutánea, que aporta la ventaja de una menor incisión quirúrgica. Bajo nuestro punto de vista, esta técnica estaría indicada solo en los pacientes con una baja demanda deportiva.
Pero sin duda, la cirugía abierta es la técnica con mejores resultados para que el paciente pueda regresas a su nivel previo de ejercicio. Casi siempre es posible una recuperación término-terminal del tendón, suturando de forma adecuada ambos cabos. En algunas personas con gran degenración puede ser necesario utilizar injertos de colágeno, pastias con la fascia del tríceps o el tendón del músculo delgado plantar.
En aproximadamente cuatro meses, el paciente recupera la actividad de carga y el nivel previo puede tardar hasta el año, consiguiéndose en un alto porcentaje de casos. La rehabilitación es fundamental para llegar a los mejores resultados.
Entre las complicaciones existen las postoperatorias (infección, trombosis, dehiscencia herida) y las tardías (reruptura, pérdida de fuerza o limitación de la flexión dorsal del tobillo).
Las roturas crónicas, que son esos casos en los que la rotura no se detectó o trató adecuadamente en su inicio, precisan una técnica quirúrgica similar, siendo necesario con más frecuencia los injertos o plastias con tendones adyacentes.
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